por Iolanda Fresnillo
Lo que ocultan las cuentas de la deuda
Illustración: Eduardo Luzzatti.
Este artículo es la continuación de «Los cuentos de las cuentas de la deuda»Lo que ocultan las cuentas de la deuda
Más allá de unas cifras que indican un escenario en el que la crisis
de la deuda está lejos de ser superada, es necesario ver qué
contabilizan y qué dejan fuera esas cifras, en definitiva, que esconden
las cuentas de la deuda.
Cuando se contabiliza la deuda pública se puede hacer desde
diferentes metodologías, con cifras resultantes muy diferenciadas.
Generalmente se utiliza el concepto de Deuda Pública según el cálculo de
Protocolo de Déficit Excesivo (PDE), que es el utilizado por Eurostat y
al que generalmente hacen referencia los medios o el gobierno.
Sin embargo, también podemos calcular la deuda pública haciendo
referencia a los “pasivos en circulación”, que incluye la llamada deuda
comercial (esto es, por ejemplo, las deudas con proveedores) y las
deudas con otras administraciones públicas. A diferencia de la deuda
PDE, muestra una situación mucho más veraz. Existe también el cálculo de
deuda pública consolidada total, que incluye las deudas con otras
administraciones públicas pero no la deuda comercial (con proveedores).
Los últimos datos disponibles (2º trimestre de 2015) indican que,
frente a una deuda pública PDE de 1,062 billones de euros, la deuda
pública según pasivos en circulación es ya de 1,452 billones de euros,
representando, no el 99,3% del PIB, sino el 135% del PIB.
A ello hay que añadir otras deudas ocultas, como avales y garantías
que se acaban convirtiendo en deuda. El caso Castor, en el que el
Estado ha acabando asumiendo una indemnización de 1.350 millones, los
casi 80 mil millones de pagos ilegítimos a las eléctricas, o el del
rescate de las autopistas, que podrían suponer 4.500 millones de euros
para el erario público, son tan sólo la punta del iceberg del colchón
que supone el Estado garantizando los beneficios a grandes empresas
privadas y socializando las pérdidas cuando estas aparecen. Estas
operaciones de garantía pueden ser consideradas en realidad deudas
ocultas. Las mayores se encuentran en el sector bancario. Según un
informe de la PACD sobre el rescate bancario, desde el inicio de la
crisis el Estado ha asumido una deuda indirecta y oculta con el sector
financiero, consecuencia del rescate bancario, avales y garantías, que
alcanza la escalofriante cifra de 1.23 billones de euros.
Otro engaño que se esconde tras las cifras de la
deuda es el que emana de los cálculos para establecer la cifra del
Producto Interior Bruto. Un cambio en la contabilización del PIB
introducido el año pasado, y aplicado con retroactividad a los cálculos
desde 2010, ha hecho crecer el PIB español, y por lo tanto reducir el
porcentaje de la deuda pública respecto al PIB. De hecho, sin este
cambio la deuda pública española según cálculos PDE hubiese superado el
100% del PIB ya en 2014. Este cambio metodológico ha implicado, entre
otros, que el peso del I+D en el PIB se reduzca, o que se incorporen al
cálculo del PIB, entre otros elementos, la estimación del aporte de
actividades ilegales como la prostitución o el comercio de drogas.
España se convirtió en el quinto país de la eurozona donde mayor
incremento se produjo en el PIB por la contabilización de estas
actividades.
Auditoría ciudadana para destapar los cuentos
Auditoría ciudadana para destapar los cuentos
Las cuentas de la deuda no son solo un número o un porcentaje. Nos
indignamos por acercarnos a esa barrera del 100% de deuda pública
respecto al PIB o por haber superado el límite mental del billón de
euros de deuda pública. La verdad es que esas cifras, si contamos todas
las deudas, fueron superadas hace tiempo. Y lo cierto es que la deuda es
mucho más que esas cifras.
La deuda es un negocio, no sólo para los prestamistas, sino sobretodo
para aquellos que se benefician de la desregulación laboral, las
privatizaciones y otras medidas aplicadas bajo el mantra del apretarse
el cinturón…. Para pagar la deuda. Y mientras se opta por no tocar los
privilegios de las élites económicas y no abordar, por ejemplo, una
reforma fiscal profunda o una lucha efectiva contra el fraude y la
elusión fiscal. La deuda es política, y cómo tal debemos abordarla.
Desde la PACD sabemos que debemos formarnos para entender esas
cifras, esos tecnicismos y neo-lengua que rodean todo lo que tiene que
ver con las finanzas públicas. Pero lo más importante es saber mirar más
allá del relato neoliberal, del mantra de la tecnocracia. Desde
análisis rigurosos, pero políticos y ciudadanos, abordamos la auditoria
como un proceso colectivo para destapar los cuentos que se esconden tras
las cuentas de la deuda.
Publicado en El Salmón Contracorriente