"Quien se pronuncia por el camino reformista en lugar de y en oposición a la conquista del poder político y a la revolución social no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo objetivo, sino un objetivo diferente: en lugar de la implantación de una nueva sociedad, elige unas modificaciones insustanciales de la antigua." Rosa Luxemburgo

lunes, 31 de marzo de 2014

Las Marchas de la Dignidad se congregan en Madrid

por Jérôme Duval
Traducido por  Ana Atienza y publicado en Tlaxcala

En España, diga lo que diga el gobierno en cuanto a crecimiento y relanzamiento de las exportaciones, no faltan motivos para mostrar descontento. Como botón de muestra, según el informe de Cáritas, en este momento hay tres millones de personas que viven con menos de 307 euros al mes. Esta cifra es el doble de la que había al principio de la crisis en 2007. Los tejemanejes políticos del gobierno son causa de un conflicto social permanente; la cólera del pueblo provocada por los sembradores de miseria del poder crece sin parar.


http://api.ning.com/files/S6leBpJ8ovC1E71t8pHB1Lp*XRhhS6QfcryToFRpTHy8mG2XRafvxjtITD5XTdUtJgExWltPtcq5f2qr3*GCIO0LY4bWYQGI/10003644_10152083789818867_1220553174_o.jpg?width=737

Exasperados por tantas injusticias sociales, activistas venidos de todas las regiones de España decidieron emprender una larga marcha reivindicativa hacia Madrid. Las Marchas de la dignidad comenzaron su andadura el 28 de febrero en protesta contra los austeros recortes presupuestarios aplicados para hacer frente al pago de la deuda, recortes que han degradado los servicios sociales básicos. El Manifiesto hizo un llamamiento a la movilización contra este “sistema injusto de producción y distribución de la riqueza”. Las consignas “¡Fuera los gobiernos de la Troika!”, “¡Pan, trabajo y techo para todos y todas!” o “¡No al pago de la deuda!” se multiplicaron en las pancartas de los manifestantes. Fueron por ciudades y pueblos relacionándose con las personas que se encontraban en el camino y transformaron la exasperación en acción: la célebre consigna surgida de las acciones victoriosas contra los desahucios, “¡Sí se puede!”, resurgió con fuerza. Las columnas se fueron engrosando poco a poco, y nuev@s caminantes se sumaron al cortejo. La energía estuvo ahí, en ebullición, pero los grandes medios de comunicación no reflejaron lo sucedido: el día de la llegada de las marchas a Madrid prefirieron abrir los boletines de noticias con la muerte de Adolfo Suárez, el que fuera primer presidente tras el dictador Franco.

Movilización de masas

No deja de ser llamativa la ausencia de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT, sin duda demasiado ocupados en negociar con la patronal y el gobierno. La foto de estos dirigentes sindicales (Toxo y Méndez) sentados en torno a la mesa de negociaciones por el “diálogo social” con Rajoy y Juan Rosell de la CEOE (entidad que representa a los empresarios) en el preciso instante en que las marchas entraban en Madrid resulta chocante. Es todo un símbolo. Una movilización de masas de este calibre, transversal, diversa, al margen de los grandes aparatos sindicales y del PSOE, aglutinando conscientemente a l@s de abajo, parece marcar un giro hacia la radicalización del movimiento social de izquierda. El 22M ha marcado el camino a seguir para agrupar al Estado español, cuyos territorios se han unido por la dignidad y contra la austeridad.

Por otra parte, las Marchas de la Dignidad han sido una piedra en el zapato para el Partido Popular en el poder. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, incluso se atrevió a decir que las políticas que estimulan la economía y frenan el paro constituyen "la mejor manera de dar dignidad a los españoles", y que las reivindicaciones de las Marchas se encontraban en el programa del partido neonazi griego Amanecer Dorado. El actor Willy Toledo, que participó en las Marchas, le respondió con razón que si buscaba nazis, no tenía más que echar un vistazo a las listas de su propio partido, el PP, plagado de franquistas |1|.

El 22 de marzo las columnas se unieron y convergieron hacia Atocha, próxima al centro de la capital: la columna noroeste procedente de Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León; la columna norte desde La Rioja, Euskadi y Burgos; la columna noreste que venía de Aragón, Navarra y Cataluña; la columna de Andalucía por el sur, y la del oeste, de Extremadura y Castilla-La Mancha. La afluencia fue enorme. Comenzó así la gran manifestación hacia la plaza de Colón, donde se congregaban varios cientos de miles de personas.

Según la comisión de comunicación de las Marchas, se fletaron 754 autobuses --de los cuales cerca de un centenar sufrieron retrasos por culpa de la policía en las inmediaciones de la capital-- y cuatro trenes para la última etapa que unía a las distintas marchas. La comisión legal del 15M (movimiento “indignado”) de Madrid puso en marcha un equipo de 30 abogados de guardia mientras el gobierno desplegaba un dispositivo récord de 1700 agentes antidisturbios (Unidad de Intervención Policial, UIP), muchos más que el 25 de septiembre de 2012 para la movilización “Rodea el Congreso” contra la aprobación del presupuesto antisocial del gobierno.

Mucho antes de que concluyera la manifestación legalmente autorizada, y mientras el coro y la orquesta de la Solfónica seguían actuando en la Plaza de Colón, la policía intervino violentamente irrumpiendo en la plaza |2|. Los servicios de limpieza se pusieron en marcha y el campamento improvisado de manifestantes quedó también arrasado por la policía. Los grandes medios de desinformación hicieron el resto para desacreditar a un movimiento de masas profundamente pacífico, aunque los enfrentamientos del final de la manifestación se saldaran con un centenar de heridos --de los cuales 17 personas tuvieron que ser hospitalizadas-- y 29 detenciones por “agresión a las fuerzas del orden y vandalismo”.

http://www.zetaestaticos.com/aragon/img/noticias/0/854/854573_1.jpg
Mariano Rajoy con el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, la ministra de Empleo Fátima Báñez, el secretario general de UGT, Cándido Méndez, y el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo.

No deja de ser llamativa la ausencia de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT, sin duda demasiado ocupados en negociar con la patronal y el gobierno. La foto de estos dirigentes sindicales (Toxo y Méndez) sentados en torno a la mesa de negociaciones por el “diálogo social” con Rajoy y Juan Rosell de la CEOE (entidad que representa a los empresarios) en el preciso instante en que las marchas entraban en Madrid resulta chocante. Es todo un símbolo. Una movilización de masas de este calibre, transversal, diversa, al margen de los grandes aparatos sindicales y del PSOE, aglutinando conscientemente a l@s de abajo, parece marcar un giro hacia la radicalización del movimiento social de izquierda. El 22M ha marcado el camino a seguir para agrupar al Estado español, cuyos territorios se han unido por la dignidad y contra la austeridad.

Por otra parte, las Marchas de la Dignidad han sido una piedra en el zapato para el Partido Popular en el poder. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, incluso se atrevió a decir que las políticas que estimulan la economía y frenan el paro constituyen "la mejor manera de dar dignidad a los españoles", y que las reivindicaciones de las Marchas se encontraban en el programa del partido neonazi griego Amanecer Dorado. El actor Willy Toledo, que participó en las Marchas, le respondió con razón que si buscaba nazis, no tenía más que echar un vistazo a las listas de su propio partido, el PP, plagado de franquistas |1|.

El 22 de marzo las columnas se unieron y convergieron hacia Atocha, próxima al centro de la capital: la columna noroeste procedente de Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León; la columna norte desde La Rioja, Euskadi y Burgos; la columna noreste que venía de Aragón, Navarra y Cataluña; la columna de Andalucía por el sur, y la del oeste, de Extremadura y Castilla-La Mancha. La afluencia fue enorme. Comenzó así la gran manifestación hacia la plaza de Colón, donde se congregaban varios cientos de miles de personas.

Según la comisión de comunicación de las Marchas, se fletaron 754 autobuses --de los cuales cerca de un centenar sufrieron retrasos por culpa de la policía en las inmediaciones de la capital-- y cuatro trenes para la última etapa que unía a las distintas marchas. La comisión legal del 15M (movimiento “indignado”) de Madrid puso en marcha un equipo de 30 abogados de guardia mientras el gobierno desplegaba un dispositivo récord de 1700 agentes antidisturbios (Unidad de Intervención Policial, UIP), muchos más que el 25 de septiembre de 2012 para la movilización “Rodea el Congreso” contra la aprobación del presupuesto antisocial del gobierno.

Mucho antes de que concluyera la manifestación legalmente autorizada, y mientras el coro y la orquesta de la Solfónica seguían actuando en la Plaza de Colón, la policía intervino violentamente irrumpiendo en la plaza |2|. Los servicios de limpieza se pusieron en marcha y el campamento improvisado de manifestantes quedó también arrasado por la policía. Los grandes medios de desinformación hicieron el resto para desacreditar a un movimiento de masas profundamente pacífico, aunque los enfrentamientos del final de la manifestación se saldaran con un centenar de heridos --de los cuales 17 personas tuvieron que ser hospitalizadas-- y 29 detenciones por “agresión a las fuerzas del orden y vandalismo”.





Pero esta no fue la enésima manifestación-procesión sin consecuencias, sino un proceso constructivo y orientado a la acción. A la mañana siguiente, una asamblea popular reunió a cerca de un millar de personas y decidió organizar otras asambleas en las plazas de los barrios de todos los lugares posibles en apoyo a l@s inculpad@s. Una de estas asambleas se transformó en manifestación esa misma tarde en la emblemática plaza de la Puerta del Sol, cuya estación de metro fue rebautizada en mayo de 2013 con el nombre de “Vodafone Sol”. Igualmente, todo un símbolo...


Nota