"Quien se pronuncia por el camino reformista en lugar de y en oposición a la conquista del poder político y a la revolución social no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo objetivo, sino un objetivo diferente: en lugar de la implantación de una nueva sociedad, elige unas modificaciones insustanciales de la antigua." Rosa Luxemburgo

lunes, 8 de abril de 2013

Para que esta vez la historia no se repita

por Yorgos Mitralias, uno de los impulsores del Manifiesto Antifascista Europeo, defiende la conformación de un frente común contra el fascismo
publicado en Diagonal periodico, 19/03/2013

Una cosa que los europeos han tenido tiempo de aprender bien es que ni la crisis, ni las tragedias sociales que la acompañan son específicamente griegas. Y, desgraciadamente, todo indica ya que otra cosa que tendrán todo el tiempo de aprender es que el Amanecer Dorado neonazi tampoco es exclusividad de los griegos. Sin duda esta afirmación será recibida por algunos con mucho escepticismo: “Aquí, ni nuestras tradiciones, ni nuestra cultura, ni nuestro temperamento permitirán jamás tales fenómenos”. Es exactamente lo que los griegos –incluso los más prevenidos por gente de izquierdas– decían hace solamente nueve meses, cuando uno o dos “locos” de imaginación desbordante les advertían de que la peste negra estaba invadiendo su sociedad. Por lo demás, nada nuevo. Es como si la historia –la de entreguerras– se repitiera: En realidad, ¿quién hubiera podido imaginar que “las tradiciones”, “la cultura” o “el temperamento” de los italianos o los alemanes habrían permitido el nacimiento y ascenso al poder del fascismo y el nazismo?

Entonces, seamos serios. Y miremos un poco a nuestro alrededor en esta Europa que se parece cada vez más a un inmenso campo de ruinas sociales. No es sólo que veamos cómo se emula al Amanecer Dorado griego, sobre todo en Europa central y del este (Hungría, Rumanía, Bulgaria, Serbia, Rusia...). Es que además asistimos a la banalización galopante del racismo más violento, del antisemitismo, de la islamofobia, a la banalización del odio pogromista contra los inmigrantes, los diferentes. Es que en un tiempo récord entran en crisis terminal o incluso desaparecen los partidos que monopolizaban hasta ayer el poder en casi todos nuestros países. Es que la crisis, el paro, la inseguridad y la miseria se convierten en la regla y empujan a los pueblos a la búsqueda desesperada de soluciones o de mesías que encuentran casi siempre en los dos extremos del tablero político. Exactamente como en los años ‘30.

Mismas causas, mismos efectos, mismas complicidades y mismos intereses. Podríamos incluso decir... misma ceguera de los poderosos, de nuestros gobernantes europeos que juegan –por enésima vez– a ser aprendices de brujo, incubando en su seno el huevo de la serpiente. ¿Quién ha dicho que los de arriba han aprendido bien las lecciones del siglo XX? ¿Que han exorcizado para siempre los demonios de entreguerras? Si nos fiáramos de ellos, la historia sería un eterno volver a empezar...

Y sin embargo, esta historia de pesadilla no debe repetirse porque, esta vez, va de nuestros derechos, de nuestras libertades, de nuestra dignidad humana, de nuestras vidas. En Grecia puede que sea ya tarde, pues la serpiente ha salido ya de su huevo y repta por las calles aterrorizando a la gente, que sigue sin creer lo que ven sus ojos. Pero... ¿Y en el resto de Europa? ¿En Italia, en Francia, en España? A partir de ahora una cosa es segura: Hay que actuar rápido antes de que sea tarde como lo es –quizás– en Grecia. Actuar rápido... Y actuar todos juntos. Porque no hay salvación en el interior de nuestras fronteras nacionales. Frente a la banalización de la barbarie y a la resurrección de la peste negra, no podemos permitirnos repetir los errores del pasado. Unidos más allá de las fronteras, pero también más allá de nuestras divisiones, podemos invertir la tendencia y rehabilitar la solidaridad, la fraternidad, la libertad, la igualdad... esos valores “pasados de moda” que sin embargo son los que hacen honor a la humanidad. Sin olvidar que, finalmente, todo se va a jugar en las calles y las plazas, en los lugares más débiles y vulnerables, que debemos proteger cueste lo que cueste.

La acogida casi por toda Europa al Manifiesto Antifascista Europeo prueba que la idea de la creación de un movimiento antifascista europeo no es en absoluto utópica. Es sólida porque responde a una necesidad cada vez más sentida por los habitantes de este continente. De Atenas a Madrid, ahora nos corresponde a nosotros demostrar con hechos que esta vez... ¡No pasarán!

El autor, uno de los impulsores del Manifiesto Antifascista Europeo, defiende la conformación de un frente común contra el fascismo.
YORGOS MITRALIAS. Impulsor de la Iniciativa Antifascista Europea