Foro de partidos mediterráneos contra la deuda
por Miguel Urbán Crespo, Judith Carreras Garcia
23/03/2013
Miguel Urbán Crespo y Judith Carreras Garcia son miembros del comité organizador del Foro de partidos mediterráneos contra la deuda.
http://www.vientosur.info/spip.php?article7826
por Miguel Urbán Crespo, Judith Carreras Garcia
El pasado fin de semana,
aprovechando la convocatoria del Foro Social Mundial en Túnez, ha tenido
lugar el primer encuentro de partidos mediterráneos contra la deuda, al
que han acudido representantes de organizaciones políticas de trece
países.
La crisis de la deuda en el sur de Europa nos acerca a los pueblos
del Magrheb que llevan sufriéndola durante años, como una cadena de
dependencia neocolonial con las antiguas metrópolis. La deuda ha
funcionado en los países del sur como una forma de expropiación y
expolio de sus recursos, así como de control político y sostenimiento de
las dictaduras surgidas con posterioridad a los procesos de
independencia. Una deuda odiosa, contraída por las dictaduras y
utilizada contra los intereses de los ciudadanos, que los procesos de
revoluciones democráticas han puesto directamente en cuestión. La
llamada primavera árabe ha trastocado todo el modelo neocolonial
construido en la ribera sur del Mediterráneo y que tiene en la deuda uno
de sus principales instrumentos de sometimiento.
En este sentido, el no pago se transluce como la continuación lógica
de los procesos revolucionarios abiertos en febrero del 2011 en toda la
región, la conquista de la independencia y la democracia económica, al
fin y al cabo recuperar la soberanía postulada pero no conquistada en
los procesos de independencia.
Durante estos años hemos podido acudir a muchos encuentros de
organizaciones políticas que pretendían impulsar una coordinación
regional, siempre con muy buenas palabras y mejores propósitos pero que
normalmente se quedaban en eso, en palabras y propósitos. Pero esta vez,
nuestra impresión es que este encuentro puede ser distinto y que
consigamos pasar de las palabras y los propósitos a hechos concretos. A
una incipiente coordinación de las organizaciones políticas del
mediterráneo que se puedan sumar y complementar con las redes por la
auditoria de la deuda que han empezado a florecer en el sur de Europa.
¿Por qué este foro puede funcionar?
Esta vez nos hemos juntado con un propósito muy concreto y
eminentemente práctico, responder de forma conjunta a la problemática de
la deuda que asfixia a las poblaciones de las dos riberas del
Mediterráneo. Lo que nos une no son solo grandes propósitos sino
problemas conjuntos y transversales. El tiempo histórico ha cambiado, ya
no hablamos de una solidaridad internacional jurisdiccional de carácter
paternalista al estilo de las ONGs, en donde los llamados países del
norte nos solidarizábamos con la situación de nuestros hermanos y
hermanas del sur, sino que ahora, en gran medida por la crisis, nos
reconocemos como sur, nuestros problemas son los suyos, estamos ante una
solidaridad internacional más primigenia, de apoyo mutuo, al estilo de
¡proletarios del mundo uníos!, pero reformulado en ¡un endeudados del
mundo uníos!, basado en la comprensión de que solo juntos y juntas y de
forma coordinada podremos enfrentarnos realmente a un impago de la
deuda.
Deuda, democracia y soberanía
Todo esto no es muy nuevo en el sur; lo verdaderamente novedoso, es
como los países de la ribera norte del Mediterráneo nos estamos
convirtiendo aceleradamente en Sur, en los llamados despectivamente como
los PIGS de Europa. La deuda se está imponiendo como un modelo de
expropiación de la población mediante la socialización de las perdidas
privadas, en un arma de destrucción masiva de derechos, de democracia y
de soberanía.
A pesar de la convivencia de contextos políticos tan dispares,
ejemplificada en el supuesto antagonismo entre gobiernos del islam
político y/o gobiernos neo-conservadores cristianos, el modelo de
gobernanza neoliberal es común, siempre bajo la atenta mirada de los
organismos internacionales como el FMI.
Una nueva racionalidad gubernamental que no sólo establece la acción
de los gobernantes, sino también la conducta de los gobernados,
generalizando la competencia como norma de conducta y la empresa como
modelo de subjetivación.
Los procesos políticos abiertos a principios del 2011, desde su
contagio en el Maghreb y su extensión en gran parte del sur de Europa,
han posibilitado un proceso de auto-reconocimiento marcado por el
tiempo-ahora de la movilización, de la experiencia, de la recuperación
del tiempo, que genera una conciencia del presente antagonista a la
subjetivización neoliberal.
De esta forma, la reivindicación de una democracia real ha atravesado
las dos orillas del Mediterráneo, ocupando las plazas desde la Kasbah
tunecina a Tahrir en el Cairo, pasando por la Puerta del Sol o Plaça
Catalunya en el Estado Español, y a Sintagma en Grecia. A pesar de los
anhelos democráticos de los movimientos que han atravesado estos dos
últimos años la región, en el sur de Europa no sólo no se ha parado la
involución democrática, sino que hemos seguido avanzando en este camino
(el caso de Chipre es alarmante); y en el sur el islam político ha
terminado por pilotar las transiciones políticas en Túnez y Egipto. Lo
que nos lleva a comprender que no podemos separar la lucha por la
democracia política de la conquista de la democracia económica y la
soberanía popular.
En este sentido, no debemos no pagamos, se convierte en algo
más que una consigna, en un marco de oportunidad política en la “guerra
de posiciones” frente al modelo de gobernanza neoliberal. Nos puede
permitir continuar y avanzar en los procesos abiertos en América Latina
en la primera década del siglo XXI, y ahora por las revoluciones árabes y
su continuación en los movimientos contra la austeridad en el sur de
Europa. Así, el encuentro de partidos mediterráneos contra la deuda se
orienta a configurar una red de apoyo mutuo en esta lucha común entre
las dos orillas, comprendiendo que solas no podremos enfrentarnos a los
retos políticos de este periodo histórico.
¿Por qué en Túnez?
La relevancia geoestratégica de Túnez en la región es muy pequeña,
pero su influencia subjetiva en el imaginario colectivo, necesitado de
victorias concretas, es muy importante. En Túnez no solo fue donde
prendió la chispa de la primavera árabe, sino que, a diferencia de otros
países del Maghreb, la izquierda y el movimiento sindical tienen un
peso especifico muy destacado, lo que ha permitido que el proceso
revolucionario, en cierta manera, siga en el orden del día. No es
baladí, que el Foro Social Mundial se este realizando estos días en
Túnez, igual que no fue casualidad que el primero se realizara en Porto
Alegre. Los símbolos son fundamentales para configurar subjetividades
antagonistas, y Túnez representa un “sí se puede” contagioso,
dinámico y todavía vivo, contradictorio como la propia realidad, en
donde, como en todo proceso de cambio conviven la revolución y la
reacción. Conscientes de esta situación, de su potencial simbólico y
subjetivo, y de los peligros que amenazan el proceso, se decidió
realizar este primer encuentro de partidos contra la deuda como un apoyo
a la izquierda y la revolución tunecina.
Desde la revolución del 14 de enero, Túnez, vive un proceso de
deterioro económico profundo por la bajada del turismo y la tenaza de la
deuda odiosa contraída por la dictadura, y sobre el que se atisba la
amenaza de un durísimo plan de ajuste del FMI para poder acceder a su
financiación. La respuesta ante la más que posible aplicación por parte
del gobierno de los planes de ajuste del FMI, puede abrir una ventana de
oportunidad para que el movimiento popular tunecino recobre su vigor
revolucionario. Para ello se atisba imprescindible, como reconocía el
propio Hamma Hammami (portavoz del Frente Popular) en el encuentro, que
el rechazo a la deuda se convierta en el eje de la política del
movimiento popular, como una forma de poder recuperar su soberanía y
romper con la dependencia neocolonial.
Una victoria contra el FMI y la deuda odiosa no solo dependerá de los
esfuerzos del movimiento tunecino, sino que también necesitara del
concurso del resto de los países del área mediterránea; sobre esta
premisa construimos este primer encuentro contra la deuda, y a partir de
ella reafirmamos que a diferencia de otros eventos éste puede, o mas
bien debe, funcionar. Porque lo importante de una revolución es que es
contagiosa, configura un imaginario colectivo que empodera a los
pueblos. Al fin y al cabo este encuentro puede ser distinto porque,
aunque estemos en dos orillas, tenemos una misma deuda, un mismo
enemigo, un mismo objetivo, y debemos de construir una misma victoria.
Miguel Urbán Crespo y Judith Carreras Garcia son miembros del comité organizador del Foro de partidos mediterráneos contra la deuda.
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