por Josep Maria Antentas, Esther Vivas
El movimiento ha vencido su primer pulso represivo. El intento de desalojo, este viernes 27 de mayo, de la acampada de plaza Catalunya en Barcelona, la segunda más grande hasta ahora de todas las que hay en el Estado español, se ha saldado con un rotundo fracaso.
Una semana después de que el movimiento derrotara políticamente la prohibición de la Junta Electoral Central de realizar manifestaciones durante el día de reflexión, 21 de mayo, y el día de las elecciones, 22 de mayo, este viernes por la mañana a primera ahora, la policía catalana ha intentado desalojar el campamento de plaza Catalunya. Detrás de la intervención, un pretexto ridículo y muy poco creíble: facilitar la operación de limpieza de la plaza.
El movimiento ha vencido su primer pulso represivo. El intento de desalojo, este viernes 27 de mayo, de la acampada de plaza Catalunya en Barcelona, la segunda más grande hasta ahora de todas las que hay en el Estado español, se ha saldado con un rotundo fracaso.
Una semana después de que el movimiento derrotara políticamente la prohibición de la Junta Electoral Central de realizar manifestaciones durante el día de reflexión, 21 de mayo, y el día de las elecciones, 22 de mayo, este viernes por la mañana a primera ahora, la policía catalana ha intentado desalojar el campamento de plaza Catalunya. Detrás de la intervención, un pretexto ridículo y muy poco creíble: facilitar la operación de limpieza de la plaza.